Muchos estudios están ya de acuerdo en que la harina de espelta es un buen aliado de la salud. Nutricionalmente, la espelta está formada en un 75% por carbohidratos, mientras que un 15% de su composición son proteínas y tan sólo un 5% contiene grasas. De este modo, en comparación con el trigo común, que es el producto más semejante, tiene un porcentaje mayor de hidratos de carbono, más contenido en fibra, más presencia de proteínas y aporta un mayor número de vitaminas del tipo B1 y B2, sin olvidar que también es una rica fuente de minerales muy importantes para el rendimiento diario de nuestro organismo, como el calcio, el magnesio, el fósforo y el potasio.

Ya ha llegado el ansiado verano y con él las ganas de gazpacho, zumos, ensaladas y otros alimentos refrescantes. Pero, ¿debemos comer pan en verano? ¡¡Por supuesto que sí!! El pan es un complemento necesario a diario en nuestra dieta, ya que aporta energía con muy poca grasa. Y si es integral, mejor que mejor, ya que nos aportará una ración extra de fibra que ayudará a nuestro sistema digestivo. El pan no es en absoluto un alimento a evitar en verano, ni engorda, ni te hincha la barriga, ni… Al contrario, cualquier nutricionista te recomendará que comas pan durante todo el año, eso sí, de buena calidad.